Exodus
Exodus (1,5/5 estrellas)
Ridley Scott dedica a su hermano Tony Scott -quien se quitó la vida en agosto de 2012- su película sobre el Moisés bíblico y la huida de Egipto del pueblo israelita quizá porque es el primer filme que realiza tras su muerte, quizá porque la cinta, más allá de reyes, dioses y mitos religiosos, trata sobre dos hermanos antagónicos a los que el destino enfrenta: el patriarca Moisés, interpretado por Christian Bale, y su hermanastro, el emperador Ramsés, a cargo de Joel Edgerton.
Exodus arranca precisando esa oposición, ese amor y espíritu competitivo fraternal, de una manera diáfana y a través de una impactante primera batalla de los egipcios contra los hititas que hace presagiar una película a la misma altura. Sin embargo, el trabajo no tarda en perder fuelle y comienza una lenta travesía por el desierto que va en paralelo con las dudas espirituales del patriarca, quien, por cierto, cuanto más se llena del espíritu del Yahvé judaico, peor cara luce.
Así las cosas, en Exodus Scott se muestra errático, da pasos en falso, se repite y transforma los prohombres protagonistas de este gran relato en meras marionetas sin personalidad, atrapadas entre la indecisión del cineasta por crear un trabajo de corte más o menos naturalista (es decir, explicar la rebelión de los hebreos bajo un prisma sociopolítico, como se aventura en un primer momento) o por sacudirnos con el magma de los efectos digitales, a lo que finalmente el largometraje se rinde con gusto. No es que moleste, pero hubiera sido preferible que Scott hubiese apostado antes por la grandilocuencia del CGI, especialmente en la secuencia de las siete plagas que hace caer Yahvé sobre Egipto. Demasiado breve para tan larga película.
Paula Arantzazu Ruiz
Crítica aparecida en La cartelera - Levante el 5 de diciembre de 2014.
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