El tipo del suelo prometió librarse de las esposas en cinco minutos. Como llevaba ya más de una hora y hacía un sol de justicia, los preocupados turistas se acercaron para refrescarle con agua de marca. Se puede observar la rabia del hombre por no haber sabido liberarse a tiempo, pensando en que le hubiera ido mejor encantando serpientes. También se ha querido preservar la identidad de sus benefactores, a petición de estos que no querían restar protagonismo al frutrado escapista. Que tuviera al menos su minuto de gloria. Eso fue lo que pensaron.
Y lo sigue siendo...¿o dónde sino el estado (tu estado) te pagaría por satisfacer tus instintos sádicos con personas de razas diferentes? Viva la multiculturalidad.
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