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La Copa de Europa

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La historia de La Vanguardia comienza el 1 de febrero de 1881, cuando dos empresarios de Igualada, los hermanos Carlos y Bartolomé Godó Pié lanzaban a la calle el primer número de este periódico como “Órgano del Partido Constitucional de la Provincia”, al servicio del Prtido Liberal de Sagasta. Siete años más tarde comienza la verdadera historia de “La Vanguardia” como diario moderno. El 31 de diciembre de 1887 dejó de publicarse como órgano del Partido Constitucional y el 1 de enero de 1888, el primer día de la Exposición Universal de Barcelona, presentó un nuevo formato con doble edición de mañana y tarde. Los grandes artífices del cambio fueron Modesto Sánchez Ortiz, un director andaluz recomendado a Carlos Godó por Sagasta, que abrió las páginas del diario a jóvenes artistas e intelectuales catalanes destacados como Casas, Nonell, Rusiñol o Casellas; así como Antonio Moreno, administrador del diario. En 1890 introdujeron sumaraios y esquelas en la portada, en 1893 ofrecían audiciones de ópera por teléfono y en 1894 creaban un taller propio de grabados. El 25 de octubre de 1903, el rotativo pasó a ubicarse en la calle Pelai, 28.
En 1902 se hace cargo de la empresa Ramón Godó Lallana, también diputado por Igualada y empresario téxtil, conde de Godó desde 1916. En 1909 crea un servicio telegráfico de noticias propio, en 1910 ofrece cada lunes una hoja de noticias deportivas, y durante la Primera Guerrra Mundial se convierte en el primer periódico español que envía corresponsales a las capitales de los bandos contendientes. Bajo la dirección de Miquel dels Sants Oliver, en 1906, se produce el trasvase de los más prestigiosos colaboradores del “Diario de Barcelona a “La Vanguardia”. El diario se convierte, con más de 80.000 ejemplares, en el periódico de mayor difusión de Cataluña. A Miquel dels Sants Oliver le sustituye el antiguo corresponsal en París, Agustí Calvet, “Gaziel”.
Bajo su dirección y con el empuje empresarial de Ramón Godó Lallana, “La Vanguardia” se consolida como el primer diario de España y uno de los principales de Europa. En ello tienen mucho que ver los avances técnicos, la conexión con las principales agencias, la utilización del huecograbado en 1929), coincidiendo con la Exposición Universal, y la instauración de una amplia red de corresponsales en el extranjero. En 1931 muere Ramón Godó, al que sucede su hijo Carlos.
El 19 de julio de 1936 estalla la Guerra Civil y la Generalitat se incauta del diario, con lo que acaba la etapa de dirección de Gaziel, que se exilia. Durante este periodo, “La Vanguardia” se beneficia de ser el principal órgano de expresión, primero del Gobierno de la Generalitat, y más tarde, al instalarse el Gobierno central en Barcelona, del Gobierno de la República. Ilustres colaboradores pueblan sus páginas: Machado, Bosch i Gimpera, Erenburg, Malraux, Max Aub, Sender, etcétera.
Con la victoria del bando franquista, la propiedad recupera el control financiero del diario, pero no puede influir en la línea editorial. El diario se ve obligado a variar su cabecera para llamarse “La Vanguardia Española”. Desde Madrid, y por expreso deseo del general Franco, se impone un director, Luis de Galinsoga, que no entronca con la realidad catalana y hasta se declara enemigo de Cataluña y de todo lo catalán. A su pesar, “La Vanguardia” mantendrá su hegemonía dentro de la prensa catalana. Su sección de Internacional, encabezada por el prestigioso periodista Santiago Nadal, será de las pocas pro aliadas de la prensa española durante la Segunda Guerra Mundial. La dirección de Galinsoga durará hasta que el propio general Franco decide relevarlo del cargo, en 1960, debido a la presión del pueblo catalán.
En 1963 y bajo la dirección de Javier de Echarri y la subdirección del que sería su sucesor, en 1966, en la difícil etapa de la transición política, Horacio Sáenz Guerrero, “La Vanguardia” inicia su apertura, encaminada a conseguir un diario plural y democrático que represente el sentir de sus lectores. Comienzan a colaborar en sus páginas prestigiosas firmas, como Antoni Tàpies, Ramon Trias Fargas, Joan Fuster, Baltasar Porcel o Fabián Estapé, que reflejan el espectro político de la sociedad catalana. El diario apoyará desde sus páginas el cambio democrático, la instauración de la monarquía y el restablecimiento del autogobierno para Cataluña. El 11 de agosto de 1978 recuperará su auténtico nombre, “La Vanguardia”.
“La Vanguardia” celebra en 1981 su primer centenario con los ojos puestos en el cambio tecnológico que impulsa el nuevo editor, Javier Godó. Este cambio comporta la incorporación de los ordenadores en la redacción y otros departamentos del diario. El 30 de junio de 1983 se publica el último ejemplar con la tipografía realizada en plomo, siendo director Lluís Foix.
En octubre de 1989, ya bajo la dirección de Juan Tapia, “La Vanguardia” culmina una intensa etapa de reconversión tecnológica presentando un nuevo diseño de carácter rupturistacuyo proyecto dirigió el prestigioso creativo neoyorquino Milton Glaser. El nuevo diseño ha sido plenamente aceptado por los lectores y ha supuesto una nueva apertura en las cuotas de mercado, tanto en Cataluña como en el resto de España. El cambio se completa a principios de 1993, con una nueva rotativa en “offset” color.
En abril del año 2000, José Antich sucede a Tapia al frente del diario, en el marco de un relevo generacional que coincide con la expansión del Grupo Godó. Al mismo tiempo, Alfredo Abián sucede como director adjunto a Lluís Foix, que pasó a desempeñar responsabilidades en La Vanguardia Digital. Antich ha reestructurado la redacción, ha renovado la red de corresponsales y ha incorporado nuevas firmas a las páginas de opinión del diario, así como temas semanales de debate entre especialistas interdisciplinares. La oferta dominical del diario se ha incrementado con una revista en color de motor y viajes, un innovador suplemento de economía, una atractiva guía de clasificados y una remodelación de la revista del domingo.
La plantilla actual es de 750 personas, de las cuales 250 pertenecen a la redacción. “La Vanguardia” mantiene un amplio abanico de corresponsales en el mundo y es el diario de mayor difusión de Cataluña. Sus ventas se situaron en los 198.337 ejemplares, siendo el cuarto diario de España. El número de suscriptores se eleva a 65.000.

3 comentarios

resúmenes a go-go -

Y agárrense porque lo siguiente es el antes y el después de la Ley Fraga.

Milena -

What happens Paula. EStoy asustada.No pensaba que el espiritu Guillamet tuviera tanta fuerza.
Un beso amadrileñado

sergio - immolate records -

Es increíble como una empresa de ese calibre surge de la nada y más si piensas que está relacionada con la cultura. Puedes explicarme que es un diseño de carácter rupturista? Gracias.