¿Vacua Vendetta?

Una burbuja está llena de aire, de vacío, y sube hacia el cielo o estalla en el camino. "Kill Bill vol.1" era una burbuja. Perfecta geometría. Forma pura. La esencia de la cuarta película de Quentin Tarantino estaba cimentada en ese discurso metacinematográfico de videoclub del que el director estadounidense siempre ha hecho gala. Y una podría enumerar mil referencias, más o menos explícitas, de las que Tarantino se ayuda, desde el spaghetti western, el anime, el musical, las series televisivas de los 70, etc. Porque lo importante de esa película no era, siquiera, la verosimilitud de la historia: si el personaje de La Novia, (interpretada por Uma Thurman) se pasa trece horas escondida en el aparcamiento del hospital en el que ha matado a dos tipos y no aparece ni una mínima señal de peligro; si ésta consigue eliminar a un ejército de ochenta clones japoneses, cortándoles de cuajo los brazos, las piernas, la cabeza; si pueda ser que exista una organización pseudo-terrorista que es la parodia antagónica de Charlie y sus ángeles; si es posible pronunciar una sola palabra una vez te han cortado la cabellera... Ahí la ficción superaba a la propia ficción y se convertía en un ejercicio de estilo. El que tiene el director estadounidense, enorme pinchaimágenes, al mezclar sin reparos formas tan antagónicas.
Mañana se estrena la segunda parte de la historia de la venganza de La Novia. Según se afirma por ahí, la película se constata como una basada en las relaciones y no en las acciones. Relaciones presentes, no invisibles como sucedía en la primera parte, intensas, dramáticas, hirientes. La venganza, aparentemente vacía, culminada entre silbido y silbido de katanas. La venganza retraída formalmente, más sutil, más punzante. La venganza, al fin y al cabo, como el aire que hace subir las burbujas hacia la cúspide cinematográfica.

Para Edurne

2 comentarios

[edurne - 27 de julio de 2004 - 19:56]

Se abre el telón. Aparecen dos individuas sentadas en las butacas de un cine iluminado. La pantalla en negro, los títulos de crédito ya han informado de todo posible dato hace varios minutos, pero la música sigue sonando. Las dos individuas continuan inmóviles con una enorme sonrisa en sus rostros y los ojos iluminados. Joder, que buena tia- comenta una. Ya te digo- contesta la otra. Acto seguido salen a la calle. Dónde están los hombres que quiero cortar cabezas a ritmo de flamenco!
y una sola pregunta en la cabeza: cuando sale la dos? CUANDO SALE LA DOS!!!!

sé que no aguantarás, pero yo bajo este finde...

GRACIAS

[marquinho - 22 de julio de 2004 - 17:19]

Kill bill (my sensations about the first film): la violència pot ser visualment molt plàstica (i sinó em remeto a la matança de japos a càrrec de la espectacular Uma Thurman -que lleig és el mono groc però què bé que l'hi escau!- en un lloc barreja de saloon del far west i casa de geishes. Qui necessita un argument coherent en una pel·lícula en què la coherència és el "sense sentit" argumental? Baralles kung-fu samurai, spaghetti western i personatges de lo més freak. Tot, al compàs d'un reciclatge musical marca de la casa. Estètica de video clip. Acció sense concessió.