EL ÚLTIMO CLÁSICO: 'Rise Above', de Epic Soundtracks
EL ÚLTIMO CLÁSICO: Epic Soundtracks
“Rise Above” (Bar/None, Rough Trade 1992)
La ópera prima de Epic Soundtracks, tras una carrera de dos décadas relegado a la sombra del escenario, supone la culminación de su pasión extrema por la música. Cristalino e hipnótico, en “Rise Above” confluyen su delicada maestría compositora y la admiración que sentía por uno de los mejores grupos del pop: los Beach Boys.
En 1992, Epic Soundtracks, nacido en marzo de 1959 como Kevin Paul Godfrey, en Croydon, Inglaterra, había logrado un currículum que infundía el máximo de los respetos por su profusión, profesión y pedigrí. El chico que le arrebató a Epic el nombre de su división de bandas sonoras (Epic Soundtrax es la nomenclatura actual) también facturó ese año “Rise Above”, un disco imprescindible por su cristalina e inmensa belleza con el que buscaba demostrar su valía como compositor a la vez que homenajear a su admirado Brian Wilson. La carrera de Soundtracks quedó truncada, cinco años después y con tres largos a su espalda, al quitarse la vida en su apartamento de Londres. Casi una década más tarde, en marzo de 2006, también fallecía su gran amigo, mentor y hermano mayor, Nikki Sudden.
“El primer recuerdo claro en mi cabeza es el nacimiento de mi hermano”, confesaba hace unos años Sudden, tras la pérdida de Soundtracks. Los dos habían empezado a tocar juntos y cuando el hermano mayor se compró su primera guitarra y el pequeño decidió que lo suyo sería la batería nacieron The Swell Maps, uno de los grupos subrayados bajo el influjo de las cuatro cifras mágicas del punk: 1977. Tres años después el grupo se disolvería durante una gira por Italia, no sin haber editado antes “A Trip to Marineville” (1979) y “Jane from Ocuppied Europe” (1980), clásicos del ruidismo y señas máximas para epígonos de esa escuela como los omnipotentes Sonic Youth. Nikki Sudden expuso las razones a esta ruptura: “Yo quería hacer rock, ellos no”. Y aunque, para un enamorado de las melodías de los 60 como era Soundtracks, los experimentos sonoros no llegaron nunca a satisfacer sus inquietudes musicales -según Sudden, “Epic me confesó mucho más tarde que nunca le había gustado ese estilo de música”-, acabó juntándose con parte de lo más estridente de la década: The Red Krayola, The Jacobites (junto a Sudden), Crime and the City Solution, These Inmortal Souls (con el dramático Roland S. Howard de The Birthday Party), Sonic Youth y Dinosaur Jr.
“Rise Above” llegó con el principio del fin del auténtico indie, en el umbral de los 90. Soundtracks ya había tanteado centrar su carrera en solitario, pero no fue hasta entonces cuando decidió dar definitivamente el salto de la batería al micrófono. Secundado por parte de la escudería de Sonic Youth, Lee Ranaldo y Kim Gordon, el citado Roland S. Howard y Jay Mascis en la percusión, su debut como protagonista plasma la profunda sensibilidad por el pop que el británico había ido fraguando en su interior con el paso del tiempo. En el 81, ya había publicado un par de sencillos, “Popular Classics”/“Jelly Babies” con Robert Wyatt (la comparación es inevitable, ¿no?), y Rain Rain Rain”, junto a Jowe Head de Swell Maps y Televisión Personalities, pero nada similar a este primer disco. Aquí Soundtracks tenía por fin el control de su música, y, por ello, las canciones destilan una autoconfianza inaudita para un álbum dirigido por el compás de un piano en una época donde el ruido de las guitarras era el signo de los tiempos. El resultado, un consistente cancionero donde exponía sus temores, añoranzas y su ímpetu por mantenerse fiel a sí mismo, es inmejorable ya con la primera nota de “Fallen Down”, y no cesa en ningún momento, desde la arrebatada “Farmer’s Daughter”, a la furia desasida de “Wild Situation” o “Big Apple Graveyard”, la recreación surf en “Meet me on the beach”, las baladas de medio tiempo como “Everybody Else is Wrong” ,“I feel good” , “Sad Song”, o el beatleniano broche final de “She Sleeps Alone”. Arropado por las excelentes críticas, reincidiría más tarde con otros dos álbumes, “Sleeping Star” (1994) y “Change My Life” (1996), ambos en Bar/None, y pequeños escarceos musicales con los Lemonheads. Luego vino la oscuridad.
Alan McGee, capo de Creation Records, siempre había presumido que la piedra angular de la discográfica estaba inspirada en la colección de discos de Epic Soundtracks. Yo conocí su espléndido debut gracias a otra gran colección.
Publicado en Go-Mag, noviembre de 2006
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