La hora de la Filmoteca
La hora de la Filmoteca
Han pasado ocho largos años desde que se hizo público su emplazamiento hasta su inauguración final. La inminente inauguración de la nueva sede barcelonesa de la Filmoteca de Catalunya, en la polémica Illa Robadors del Raval, nos invita a reflexionar sobre su papel como institución y elemento urbanístico.
Paula Arantzazu Ruiz
Con el cine catalán viento en popa en certámenes internacionales y acumulando galardones patrios, los dirigentes de la cultura en Cataluña todavía tienen una asignatura pendiente en materia cinematográfica: la inauguración de la nueva Filmoteca de Catalunya. La institución regresa a su origen: el corazón del Chino barcelonés. A mediados del siglo pasado, la Filmoteca se encontraba en la calle Mercaders y posteriormente en la calle De la cera. Hasta que fue trasladada a Travessera de Gràcia y el cine Aquitania, en la Avenida de Sarrià. El cambio de ubicación no ha sido tarea fácil. La nueva sede debería haber visto la luz, según las primeras previsiones, en 2007. Cuando se iba acercando esa fecha, se pospuso a 2009; más tarde, a marzo de 2011 y, finalmente, se confía en que la sede pueda abrir sus puertas con el año que acaba, aunque desde el departamento de Cultura ni confirman ni desmienten.
Un sinfín de azarosos y no tan azarosos sucesos han ido acompañando la edificación de la solemne nueva sede barcelonesa de la Cinemateca catalana. Entre ellos, la conexión eléctrica del equipamiento. Tal y como salió publicado en diversos medios en abril pasado, al parecer ni el Tripartito ni la anterior dirección de la institución, ni los ejecutores de las obras, etc., cayeron en la cuenta de que se necesitaba un nuevo cableado eléctrico. Un tropiezo sonado, pero no el último. Cuando apenas quedan semanas para las elecciones generales del 20 de noviembre, parece que la inauguración tendrá que esperar, tal y como obliga la ley, a saber el color del nuevo gobierno en Madrid.
Lo cierto es que está casi todo a punto para cortar el lazo inaugural de este flamante edificio cuya arquitectura ha corrido a cargo del estudio de Josep Lluís Mateo. El arquitecto es autor de proyectos internacional de tal envergadura como la Sede del Banco Central Alemán en Chemnitz o la construcción de 26 viviendas de lujo en el muelle de Borneo en Ámsterdam. No es un desconocido en el skyline barcelonés: suyo es el Centro de Convenciones Internacional de Barcelona (CCIB), en el recinto del Fòrum de les Cultures 2004. Todo un lujo. La Cinemateca bien lo merece. El estudio ha ideado el edificio inspirándose vagamente en el la idea del antiguo Foro Romano, como señalan desde el estudio. El edificio ocupa gran parte de la otrora Illa Robadors, ahora la plaza Salvador Seguí, ofreciendo un claro en el denso barrio: un espacio de luz cuya función radica en, paradojas, proyectar sombras.
NODO CULTURAL
Desde el estudio de Josep Lluís Mateo insisten en el diseño en bruto del edificio: sin revestimientos ni acabados, los muros-viga de hormigón del inmueble muestran su masa en todo su esplendor. Algo así como un bunker cinematográfico. Su interior, no obstante, es una oda a lo diáfano. Éste alberga dos salas de proyecciones, bautizadas con los nombres de Chomón (375 butacas) y Laya (180 butacas), además de una mediateca, librería, cafetería y sala de exposiciones. Se trata de concentraren un solo edificio oficinas y servicios. El archivo, sin embargo, tendrá su sede en Terrassa.
Si el triángulo Macba-CCCB- FAD conformaban el cluster creativo en la Barcelona de principios del siglo XXI, la inauguración de la nueva Filmoteca supondrá un nuevo revulsivo cultural en la zona. No solamente debería dinamizar el barrio, sino ejercer de nodo cultural más allá de las fronteras de Ciutat Vella.
Para Carlos R. Ríos, director del Festival de Cinema D’Autor de Barcelona, “la filmoteca es una infraestructura que se echaba de menos desde hace mucho tiempo, necesaria e imprescindible. Llega tarde, y no me refiero al asunto de las obras… Pero bueno, la verdad es que en una situación en la que cada día quedan menos salas de cines bien dotadas, su inauguración es un hecho positivo.”
La dirección de la Filmoteca ya ha anunciado la disponibilidad de ese espacio para la decena de festivales que tienen lugar en la ciudad. Pero para Ríos, su dinamización no sólo ha de pasar por ayudar a los certámenes fílmicos: “En mi opinión personal, el centro necesita estar abierto a cualquiera de las propuestas de la ciudad, más atento a todo lo que es cine contemporáneo. Y con las dos salas de las que dispondrá la nueva sede, tiene capacidad para estarlo. Hay muchos festivales con los que la Filmoteca ya colabora, como el DocsBarcelona, la Mostra de Cinema de Dones o el mismo D’A, y a cada uno de nosotros nos va a servir de mucho, pero la institución necesita abrirse más a lo contemporáneo, dentro de su propia programación. Creo que por esa línea va su director Esteve Riambau y su equipo.” Por lo pronto, ya en la nueva sede dedicarán un ciclo al barrio que acoge de nuevo a la institución y otro a Bigas Luna.
NODO URBANÍSTICO
También la Cinemateca ejerce de nodo urbanístico en la trama del Raval que se lleva construyendo desde finales de los años ochenta. Así, el edificio culminaría el proceso de transformación del Barrio Chino en el Raval con la cultura como coartada. Otro lavado de cara de una zona sometida a mucha presión. Según Manuel Delgado, profesor universitario en Antropología urbana, “la cuestión no está en si Ciutat Vella podrá soportar la presencia de la Filmoteca, sino si la Filmoteca podrá soportar el sitio a que Ciutat Vella y su realidad social le van a someter.”
¿Con qué se va a topar el público que se acerque al centro? Delgado lo tiene claro: “Lo que se va a encontrar el público cool de la Filmoteca va a ser una zona de la ciudad en la que el proyecto gentrificador en buena medida ha fracasado y continua siendo un núcleo de una pobreza y una marginación social que los proyectos urbanísticos y culturales no pueden hacer nada por aliviar.” Y continúa añadiendo el contraplano al fasto de la próxima inauguración: “el elemento Filmoteca es una de las piezas de lo que fue el proyecto Illa Robadors, que Joaquim Jordà tan bien supo abordar en su película “De nens”. Creo que alguien debería recordar que la Filmoteca fue parte de aquel entramado del supuesto caso de pedofilia en el Raval… Lo más divertido de esta historia es la ubicación de la Filmoteca del Raval es que la Filmoteca no va, sino que vuelve a donde ya estuvo. En efecto, en 1978 la Filmoteca se trasladó desde su ubicación inicial en la calle Mercaders a lo que había sido el cine Padró, en la calle De la cera, es decir, a dos o trescientos metros de donde irá a parar ahora. Cuando la Generalitat se hizo cargo de la institución, en 1981, decidió trasladarla a Travessera de Gràcia porque, lo recuerdo perfectamente, consideraba indigno que una instancia de tan alto rango cultural estuviera en un barrio tan degradado socialmente.”
Originalmente publicado en Barcelonés, diciembre de 2011.
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