"Por 50 euros me borro del Cultura/s"
por Guillermo Trujillano
Soy Guillermo, el artista invitado para esta hoja del Documental de hoy. Me han ofrecido 50 euros para realizar una obra de bajo presupuesto. Me pareció una propuesta muy interesante (y además, está guay salir en el Cultura/s). La verdad es que buscando arte me voy conociendo, y conociéndome, empecé a pensar en las posibilidades de 50 euros (a saco): si estuviera en una cantera de algún país africano, por 50 euros podría convencer al capataz para que me vendiera una piedra enorme y trabajarla allí mismo (te cagas). Por 50 euros, si un miedo terrible me lo dictara, podría convencer a algún chaval de Medellín para que matara a alguien. 50 euros vale un anuncio por palabras; me pondría en venta. Un serial de 50 capítulos en las cabinas de la BTV (Barcelona Televisió) costarían 50 euros. En una exposición de Kandinski me pareció observar que algún cuadro estaba pintado sobre cartón. Juro que fui incapaz de ver a Kandinski. Ese cuadro de cartón en ese museo de arte contemporáneo con su difusión mediática en toda regla y el peso de la historia de hechos fotografiados y radiodifundidos, el suelo de travertino, y los 3.000 millones (o 10.000) que podría costar el cuadro de cartón, fíjate tu, me impidieron ver un solo color. Con menos de 50 euros podría plantar una semilla de un árbol e imaginarme la sombra que daría dentrro de 200 años. Si fuera capaz de vivir con esa sensación impresa (200 años vista), mis actos no serían tan ansiosos y los ´carpe diem´ andarían menos fantasmas. Estos días he releído a Jorge Oteiza. Dejó de hacer investigación escultórica en 1959 para aplicar lo que sabía a otros campos. Alfredo Jaar no enseñó cientos de imágenes de la guerra de Ruanda fotografiadas por él mismo, porque intuía que estas serían incapaces de mostrar nada de lo que allí pasó. Duchamp señalló al objeto (me parece cada día más claro que el mundo fluye, una constante posibilidad de mirar lo bueno buscando lo bello, la mirada creativa de José Antonio Marina, las sorpresas están por ahí, a diferentes rangos dinámicos), hace tiempo que entendí que el cuadro era su propio marco, "que el meddio es el mensaje".
Vivo en Barcelona: vivo en una imagen. ¿Te has puesto alguna vez en la piel de alguien que vive en mitad de una guerra?, ¿dónde quedan los gestos?, ¿qué obra admiramos entonces?, ¿hacen falta 50 euros? El arte de esquivar las balas: los huecos. ¿No? Lo esencial se ha escapado de las publicaciones (y no te digo de la tele), porque lo esencial en la masa es la estadística. El puto ´share´, el número de gente estimada. Y nuestro tesoro es todo lo contrario: lo diverso. El ´feng shui´ de lo que rodea me obliga a tirar para adelante con mi energía. Me desgasto. La fe en las cosas me la tengo que currar (a veces vamos débiles y nos apuntamos a la fuerza de un equipo o patria, y ahí es muy fácil que alguien invoque fantasmas y el miedo se extienda en las proclamas. Lo siento: no me creo que la democracia desmonte el juego del ansia). Así que 50 euros. No los quiero. O no los necesito. Sólo necesito tu tiempo en estas letras, porque acabo de entender lo raro de una pausa (no me doy cuenta de lo infernal que es mi ordenador hasta que no lo apago y el ventilador se para). Y me paro. Llevo tiempo queriendo hacerlo. Demasiada gente explicándome cosas que proceso como puedo.
De verdad: hay demasiado barullo, y me están pidiendo que haga algo. De acuerdo. Ilustraré mi sentir: tu atención ha sido cautivada por este suplemento cultural que tienes en las manos. En la hoja central de éste, está este texto que ahora mismo lees. Y esto es muy importante ya. A mi me gustan las sorpresas que encuentro en lo cotidiano. Recuerdo hace unos años unas pintadas al lado de casa que aparecían firmadas con las siglas de MAVP* y que algunos reconocíamos como el poeta de Vallcarca. Cosas tipo: Vallcarca LLiure i antipositivista, Res no és veritat Alicia, Si Dios existe vive en Vallcarca, etc... me quedaba pillado todo el día con la frasecita por 0 pesetas. Marcas de rotulador en una pared a punto de ser eliminada por los servicios de Barcelona Neta. Autor desconocido. Estaba muchísimo más cerca que Kandinski. Así que me decidí a buscar al autor de esas pintadas para que ilustrara esta página, porque fueron una sorpresa agradable para mí, porque me acercaron a esa pausa que he intuido hace un rato. Tardé un tiempo; pero los encontré. Sí: ´los´ porque son dos los que rabiaban por las paredes con un solo nombre; el Uri y el maese Fer. Gente de barrio removiendo el barrio. Punto de mira. Punto de fuga. Personas que saben de lo efímero y lo permanente, que desde el absurdo nos plantean nuestra propia situación, de forma directa, a una escala reconocible para el vecino que pasea: minutos, horas, días, hasta que son borradas para dar paso a otras nuevas frases... así que les cedo mi hueco en esta hoja para que mi ´intervención´tenga sentido, y serán ellos quienes la ocupen, porque por 50 euros, yo me borro del Cultura/s.
Soy Guillermo, el artista invitado para esta hoja del Documental de hoy. Me han ofrecido 50 euros para realizar una obra de bajo presupuesto. Me pareció una propuesta muy interesante (y además, está guay salir en el Cultura/s). La verdad es que buscando arte me voy conociendo, y conociéndome, empecé a pensar en las posibilidades de 50 euros (a saco): si estuviera en una cantera de algún país africano, por 50 euros podría convencer al capataz para que me vendiera una piedra enorme y trabajarla allí mismo (te cagas). Por 50 euros, si un miedo terrible me lo dictara, podría convencer a algún chaval de Medellín para que matara a alguien. 50 euros vale un anuncio por palabras; me pondría en venta. Un serial de 50 capítulos en las cabinas de la BTV (Barcelona Televisió) costarían 50 euros. En una exposición de Kandinski me pareció observar que algún cuadro estaba pintado sobre cartón. Juro que fui incapaz de ver a Kandinski. Ese cuadro de cartón en ese museo de arte contemporáneo con su difusión mediática en toda regla y el peso de la historia de hechos fotografiados y radiodifundidos, el suelo de travertino, y los 3.000 millones (o 10.000) que podría costar el cuadro de cartón, fíjate tu, me impidieron ver un solo color. Con menos de 50 euros podría plantar una semilla de un árbol e imaginarme la sombra que daría dentrro de 200 años. Si fuera capaz de vivir con esa sensación impresa (200 años vista), mis actos no serían tan ansiosos y los ´carpe diem´ andarían menos fantasmas. Estos días he releído a Jorge Oteiza. Dejó de hacer investigación escultórica en 1959 para aplicar lo que sabía a otros campos. Alfredo Jaar no enseñó cientos de imágenes de la guerra de Ruanda fotografiadas por él mismo, porque intuía que estas serían incapaces de mostrar nada de lo que allí pasó. Duchamp señalló al objeto (me parece cada día más claro que el mundo fluye, una constante posibilidad de mirar lo bueno buscando lo bello, la mirada creativa de José Antonio Marina, las sorpresas están por ahí, a diferentes rangos dinámicos), hace tiempo que entendí que el cuadro era su propio marco, "que el meddio es el mensaje".
Vivo en Barcelona: vivo en una imagen. ¿Te has puesto alguna vez en la piel de alguien que vive en mitad de una guerra?, ¿dónde quedan los gestos?, ¿qué obra admiramos entonces?, ¿hacen falta 50 euros? El arte de esquivar las balas: los huecos. ¿No? Lo esencial se ha escapado de las publicaciones (y no te digo de la tele), porque lo esencial en la masa es la estadística. El puto ´share´, el número de gente estimada. Y nuestro tesoro es todo lo contrario: lo diverso. El ´feng shui´ de lo que rodea me obliga a tirar para adelante con mi energía. Me desgasto. La fe en las cosas me la tengo que currar (a veces vamos débiles y nos apuntamos a la fuerza de un equipo o patria, y ahí es muy fácil que alguien invoque fantasmas y el miedo se extienda en las proclamas. Lo siento: no me creo que la democracia desmonte el juego del ansia). Así que 50 euros. No los quiero. O no los necesito. Sólo necesito tu tiempo en estas letras, porque acabo de entender lo raro de una pausa (no me doy cuenta de lo infernal que es mi ordenador hasta que no lo apago y el ventilador se para). Y me paro. Llevo tiempo queriendo hacerlo. Demasiada gente explicándome cosas que proceso como puedo.
De verdad: hay demasiado barullo, y me están pidiendo que haga algo. De acuerdo. Ilustraré mi sentir: tu atención ha sido cautivada por este suplemento cultural que tienes en las manos. En la hoja central de éste, está este texto que ahora mismo lees. Y esto es muy importante ya. A mi me gustan las sorpresas que encuentro en lo cotidiano. Recuerdo hace unos años unas pintadas al lado de casa que aparecían firmadas con las siglas de MAVP* y que algunos reconocíamos como el poeta de Vallcarca. Cosas tipo: Vallcarca LLiure i antipositivista, Res no és veritat Alicia, Si Dios existe vive en Vallcarca, etc... me quedaba pillado todo el día con la frasecita por 0 pesetas. Marcas de rotulador en una pared a punto de ser eliminada por los servicios de Barcelona Neta. Autor desconocido. Estaba muchísimo más cerca que Kandinski. Así que me decidí a buscar al autor de esas pintadas para que ilustrara esta página, porque fueron una sorpresa agradable para mí, porque me acercaron a esa pausa que he intuido hace un rato. Tardé un tiempo; pero los encontré. Sí: ´los´ porque son dos los que rabiaban por las paredes con un solo nombre; el Uri y el maese Fer. Gente de barrio removiendo el barrio. Punto de mira. Punto de fuga. Personas que saben de lo efímero y lo permanente, que desde el absurdo nos plantean nuestra propia situación, de forma directa, a una escala reconocible para el vecino que pasea: minutos, horas, días, hasta que son borradas para dar paso a otras nuevas frases... así que les cedo mi hueco en esta hoja para que mi ´intervención´tenga sentido, y serán ellos quienes la ocupen, porque por 50 euros, yo me borro del Cultura/s.
6 comentarios
guillermo trujillano -
y yá.
guillermo trujillano.
¿Dónde está mi sacapuntas? -
yo -
Me -
III -
Mer -