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La Copa de Europa

Esto es un Excelente

Esto es un Excelente La última carta que Raymond Chandler le escribió a Bernice Baumgarten, agente literario de escritores de novela negra, tras afirmar éste último que Philip Marlowe, mítico personaje del escritor, se había vuelto demasiado sentimental en la novela “El Largo Adiós”. El malestar de Jack Warner, jefe de la Warner Bros, al enterarse del gasto de setenta centavos en un telegrama que Howard Hawks le envió a Chandler para averiguar si uno de los personajes de la película “El Sueño Eterno” se suicidaba o era asesinado. El despido de un ejecutivo de la radio por fumar un cigarrillo que no era la misma marca de tabaco que patrocinaba la mayoría de programas de la emisora. El atontamiento ridículo de los miembros del Club de Escritores de Hermosa en La Jolla, localidad donde Chandler residía, tras la lectura de un texto de Charles Morton, escritor de novela negra. La desidia de Chandler a la hora de escribir guiones para Hollywood y su arrogancia al afirmar ante los productores que si querían empezar a filmar algo pronto, sería más conveniente que contratasen a un escritor con algún entusiasmo. La carta que le envió a Alfred Hitchcock acusándole de priorizar en exceso los efectos visuales que la verosimilitud del guión de la película. La multitud de cartas que Chandler recibió tras su intento de suicidio en 1955, incluso la de un policía retirado que se sabía los nombres de cada policía que aparece en los libros del escritor. Los 12.0000 dólares que el escritor recibió por permitir utilizar su nombre como cabecera de una nueva revista sobre novela policíaca. “Mi amigo Luco”, el artículo que Chandler escribió sobre el mafioso Lucky Luciano, y que nunca fue publicado, en el que afirma que si Luciano es un hombre malo, él es un idiota.

Pequeños episodios de la vida de Raymond Chandler, uno, por no decir el mejor, escritor de novela policíaca de la Norteamérica de los años treinta, cuarenta y cincuenta. Y es que quién mejor puede dar cuenta de la vida de Chandler, es el mismo Chandler, porque, aunque pudo ser un recluso antisocial, fue un escritor compulsivo de cartas y por ello, Tom Hiney, ha reunido en "El simple arte de escribir" (Editorial Emecé, 2004) más de un centenar de cartas y ensayos escogidos que Chandler escribió a lo largo de sus años de existencia, y que ha ordenado en una secuencia de cinco actos que, más que estrictamente cronológica, tiende hacia el drama.

Cartas en los que Chandler habla abiertamente, con ese ingenio descarnado y feroz, de su vida, de su literatura y de la sociedad californiana moderna. Dirigidas la mayoría a hombres y mujeres con los que tenía tratos profesionales: editores, agentes, abogados, normalmente empiezan tratando temas de negocios, aunque después se extienden en soliloquios sobre cualquier cosa en la que el escritor estuviera pensando, desde su gata, el género de ciencia ficción, hasta las más íntimas reflexiones acerca de los últimos días de su esposa. Son cartas que funcionan como una crónica de un hombre de la medianoche, que sufría insomnio desde su juventud y que era un bebedor compulso. A menudo bebía cuando las dictaba. En ellas se puede observar además cómo se esconden muchas de las claves de este escritor, que bajo su personaje de ficción Phillip Marlowe, un famoso detective, ironizó y supo mantener con ancha dignidad el papel de la literatura policíaca, considerada un subgénero por entonces.

Una antología epistolar en donde el misterio de la personalidad arisca de Chandler se abre poco a poco, para ofrecer al lector jugosas sentencias, algunas incluso proféticas, que todavía hoy permanecen intactas por su clarividencia. Adentrarse en las íntimas reflexiones de aquél que la revista Time definió como “el poeta laureado de los lobos solitarios”, es la mejor manera de conocerle. Sin lugar a dudas, mucho mejor que conocerle en persona o corroborar, entonces, que eso sería la muerte de la ilusión.

“El simple arte de escribir. Cartas y ensayos escogidos”

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