Esto es un Excelente
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Pequeños episodios de la vida de Raymond Chandler, uno, por no decir el mejor, escritor de novela policíaca de la Norteamérica de los años treinta, cuarenta y cincuenta. Y es que quién mejor puede dar cuenta de la vida de Chandler, es el mismo Chandler, porque, aunque pudo ser un recluso antisocial, fue un escritor compulsivo de cartas y por ello, Tom Hiney, ha reunido en "El simple arte de escribir" (Editorial Emecé, 2004) más de un centenar de cartas y ensayos escogidos que Chandler escribió a lo largo de sus años de existencia, y que ha ordenado en una secuencia de cinco actos que, más que estrictamente cronológica, tiende hacia el drama.
Cartas en los que Chandler habla abiertamente, con ese ingenio descarnado y feroz, de su vida, de su literatura y de la sociedad californiana moderna. Dirigidas la mayoría a hombres y mujeres con los que tenía tratos profesionales: editores, agentes, abogados, normalmente empiezan tratando temas de negocios, aunque después se extienden en soliloquios sobre cualquier cosa en la que el escritor estuviera pensando, desde su gata, el género de ciencia ficción, hasta las más íntimas reflexiones acerca de los últimos días de su esposa. Son cartas que funcionan como una crónica de un hombre de la medianoche, que sufría insomnio desde su juventud y que era un bebedor compulso. A menudo bebía cuando las dictaba. En ellas se puede observar además cómo se esconden muchas de las claves de este escritor, que bajo su personaje de ficción Phillip Marlowe, un famoso detective, ironizó y supo mantener con ancha dignidad el papel de la literatura policíaca, considerada un subgénero por entonces.
Una antología epistolar en donde el misterio de la personalidad arisca de Chandler se abre poco a poco, para ofrecer al lector jugosas sentencias, algunas incluso proféticas, que todavía hoy permanecen intactas por su clarividencia. Adentrarse en las íntimas reflexiones de aquél que la revista Time definió como el poeta laureado de los lobos solitarios, es la mejor manera de conocerle. Sin lugar a dudas, mucho mejor que conocerle en persona o corroborar, entonces, que eso sería la muerte de la ilusión.
El simple arte de escribir. Cartas y ensayos escogidos
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