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La Copa de Europa

sin título

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El último día se saldó con un sabor agridulce, por una parte acabó con el estupendo regalo de Silvia (un siete pulgadas de The Pioneers de Tunng -el grupo del que, paradójicamente, he oído hablar más en estos tres días de festival), y la inesperada presencia de Ira Kaplan en la parada de la radio -un momento irrepetible-. Pero ya andabamos cansados, de hecho, Lou Reed consiguió agotarnos -por pesado-; de Surfin'Bichos sólo llegué a oír El Rey del Pegamento, El Final de una Quimera y Gente Abollada, y me pareció espléndido, pese a que se echó de menos más público debajo del escenario para tan ilustre ocasión; y el concierto de Violent Femmes lo ví casi sin ganas y más de un malentendido. La siguiente parada: Stereolab. Desde las gradas apareció una de nuestras chicas favoritas, recién despertada de una breve siesta, y con ella celebramos el gran concierto de los británicos, casi perfecto si no fuera por lo raras que sonaron Miss Modular y Cybele's Reverie, sólo salvadas por el delirante e inacabable final que nos descubrió en un simpático dancing. Finalmente, los escoceses Mogwai salieron al himno de la Champions y dejaron claro que venían a triunfar (alguién habló de minimal metal, atmo-heavy, epic-atmo-metal...), así que, cuando ya lo tenían todo ganado, les abandonamos para ir al show de los Boredoms (su concierto prometía ser más ruidoso que el de los Animal Collective), a quienes, tras media hora esperando, no conseguimos ver tocar, tan sólo retocar su ¿exageradamente? complicado montaje de tres baterías a lo Eli, eli, lema sabachthani?. Y, muy cansados, nos fuimos. Y ni anoche cayó otra multa ni esta mañana resaca.

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