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La Copa de Europa

El puente de los espías, de Steven Spielberg

El puente de los espías, de Steven Spielberg

El puente de los espías (3,5/5 estrellas) 

En los años 30 Frank Capra se convirtió en el cineasta más representativo de Estados Unidos, acumulando premios de la Academia como favor de público y crítica por igual. Que Steven Spielberg parece querer irle a la zaga no es ningún secreto y es bastante probable que con El puente de los espías, su nuevo largometraje, mezcla de thriller sobre la Guerra Fría, biopic y proclama sobre los valores de un país, haya realizado su película más Capra hasta la fecha.

Los primeros minutos del filme ya dan cuenta de la siempre precisa puesta en escena del director: un lento travelling hacia atrás nos muestra de espaldas al personaje sobre el que va a girar la trama, Rudolf Abe, espía soviético en territorio estadounidense, pintando un autorretrato. Desdoblamiento formal de un personaje de identidad oscura, y figura, no obstante, planteada como un recurso que le permite a Spielberg presentar posteriormente al gran héroe del trabajo, James Donovan (un Tom Hanks como el perfecto émulo de James Stewart), abogado de seguros a quien se le encarga defender al espía cuando éste sea juzgado en un proceso que escandalizará a la opinión pública. Acabaremos conociendo que Donovan participó en la acusación de los juicios de Nuremberg, pero lo que define al protagonista es su perfil de íntegra personificación de los valores americanos y capitalistas. Un hombre común capaz, veremos, de sostener el sistema cuando el sistema no puede asumir los retos de la historia. Puro Spielberg.

Pero ese juicio, en otro estupendo giro de guión (firmado por Matt Charman y pulido por los hermanos Coen), pronto se desvelará como el punto de partida para que el realizador ponga en pantalla la verdadera trama de El puente de los espías, la negociación entre el bloque soviético y Estados Unidos para intercambiar prisioneros de guerra en los años más intensos del conflicto entre ambas superpotencias. En este segundo tramo Spielberg regresa al cine político de despachos, como ya había planteado en Lincoln, y evita los clichés del género para ahondar en el sentimiento spielbergiano del relato.

 

Crítica aparecida en La cartelera - Levante el 4 de diciembre de 2015.


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