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La Copa de Europa

Nymphomaniac, de Lars Von Trier

Nymphomaniac, de Lars Von Trier

Lars Von Trier puede ser tildado de muchas cosas, pero pocos se atreverán a negar que el tipo, como mínimo, es ocurrente e imaginativo; capaz de obras tan grotescas y megalómanas, como abrumadores, bellas y risibles. El estreno de la segunda parte de Nymphomaniac sirve ahora para juzgar con rigor (al menos el que nos permite esta versión del trabajo, pues en el Festival de Berlín podrá verse el director’s cut de cinco horas y media de duración) las pretensiones, que no son pocas, y los resultados, tampoco nimios, de este opus pseudo erótico con más lecturas de las que aparenta su nada feliz superficie.

Nymphomaniac puede entenderse como una fábula moral que lleva el subgénero del melodrama femenino hacia su epicentro más brutal y verdadero: el sexo. Así parece confirmarlo el segundo tramo del trabajo, más oscuro, sórdido y triste que el primero, donde se completa el recorrido vital de la protagonista (Gainsbourg) al mostrárnosla madura, ya muy lejos de los juegos de iniciación y descubrimiento, y ahora como un cuerpo que sufre agonía sexual (y emocional).

De nuevo, Von Trier hace uso del diálogo que se establece entre Joe y Seligman (Stellan Skarsgard) para imitar el método mayéutico y el acto sacramental de la confesión con el objetivo de fusionar mística y carnalidad, sus dos grandes obsesiones. Una estrategia nada baladí que, a su vez, nos recuerda las estructuras de carácter binario que también se encontraban en el corazón de sus dos filmes anteriores: Anticristo (2007), donde buscaba la tensión entre lo masculino y lo femenino, lo apolíneo y lo dionisíaco, y Melancolía (2011), filme que confrontaba a dos hermanas y dos humores, la razón frente al nihilismo.

Hay muchos otros puntos de conexión entre los largometrajes y las tres películas pueden entenderse como un mismo fresco simbólico que, a la postre, en su último y magnánimo significado, sirve para comprender el tormentoso imaginario, siempre en lucha, de Von Trier. Otra cosa es que el danés piense que realmente no podemos vivir sin sus reflexiones y exabruptos acerca de sí mismo y de la condición humana.

 

Paula Arantzazu Ruiz

Crítica aparecida en La cartelera - Levante el 24 de enero de 2014.


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