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La Copa de Europa

Sam Worthington: "Todos los actores tememos al desempleo" (I)

Después del éxito de ’Avatar’ estrena ’Furia de Titanes’

Sam Worthington: "Todos los actores tememos al desempleo"

  • Sam Worthington ha dejado atrás la etiqueta de promesa. “Avatar” le ha lanzado al estrellato, y su papel de Perseo en “Furia de Titanes” le va a convertir en el nuevo héroe de acción del siglo XXI. Pero es realista y tiene los pies en el suelo, por si acaso vuelve al anonimato. FOTOGRAMAS entrevistó a la nueva estrella anglo-australiana en el rodaje de la película, que estrena este mes.

Paula A. Ruiz (Londres) - Fotogramas - 23/03/2010 Valoración 5 estrellas

Furia de Titanes

"Odio a la gente que cree que lo mejor de ser actor es ver tu cara en las revistas"

Furia de Titanes

Sam Worthington en ’Furia de Titanes’

Inglés nacido el 2 de agosto de 1976 en Godalming (Surrey), de muy joven se trasladó con sus padres a Perth, en Australia. Pasados unos años, Sam Worthington vendió hasta la nevera y se marchó del país de los canguros en busca del Sueño Americano cargado solo con un par de maletas: una llena de ropa, la otra con libros. De eso hace ya cinco años. Le gusta recordar esta anécdota cuando se le pregunta si no le asusta todo lo que le está viniendo encima. Le dije a Jim (Cameron): Te doy mis dos maletas porque es lo único que tengo. Y desde entonces no he parado de trabajar. Sigo viajando con esas mismas dos maletas. Convertido en el nuevo héroe de acción de la fábrica de sueños, Worthington está decidido a mantenerse en la cresta de una ola que no ha hecho más que comenzar a crecer. Le gusta guardar la distancia y desdeña los elogios rápidos. Frunce el ceño y su gesto intimida; como si su mirada estuviera cargada de gravedad. Sabe bien qué se espera de él y, aunque su rudo acento australiano despiste, tiene un enorme sentido del humor: suelta una carcajada y continúa la frase con un inesperado: ¡Que le den al miedo al futuro! 
En el pasado, le vimos, en pequeños papeles, en Bootmen(Dein Perry, 2000), La Guerra de Hart (Gregory Hoblit, 2002) o El Territorio de la Bestia (Greg Mclean, 2007). Tras el éxito fulgurante de Avatar (James Cameron, 2009), y en menor medida de Terminator Salvation (McG, 2009), y con el proyecto de convertirse en el nuevo Drácula bajo la dirección de Alex Proyas, Worthington estrena ahoraFuria de Titanes, dirigida por Louis Leterrier a partir de la película rodada por Desmond Davis en 1981. Sin duda, es el chico de oro de Hollywood, y no piensa desaprovecharlo. Dentro de nada todo el mundo sabrá quién es Sam. No somos los únicos en habernos dado cuenta de lo rematadamente bueno que es, explicaba Christian Bale, su compañero en Terminator Salvation, en el FOTOGRAMAS de junio del año pasado.

Un tipo curtido

El triunfo de Worthington ha sido una carrera de largo recorrido. Sin un objetivo claro, recién estrenada la juventud se marchó de la casa familiar de Perth para probar suerte. Sus compañeros de escuela le recuerdan con cariño, pero como un auténtico macarra: Iba siempre con unos tejanos desgastadísimos y botas militares. Parecía un quinqui. Todos lo parecíamos en esa época. Y ha conseguido lo que ha conseguido porque ha trabajado muy duro. Se metió a actor por casualidad: Estaba viajando por el país y trabajaba de albañil ocasionalmente. Conocí a una chica que iba a presentarse a la escuela de interpretación de Sydney, donde habían ido Mel Gibson o Cate Blanchett. Es la más prestigiosa. El caso es que yo también hice la prueba, más que nada para apoyarla moralmente... Me cogieron a mí, y no a ella. Rompimos. Así que de nuevo se puso a trabajar, esta vez como actor en films locales y series televisivas. No era muy distinto de construir casas, recuerda. Estudiabas las escenas, el material, y entonces hacías lo que el director te decía. Casi daba igual hacerlo sereno o bebido. Con el reconocimiento de Somersault (Cate Shortland, 2004) comencé a tomarme la interpretación de manera seria. Dejé de ser el actor perezoso que era hasta entonces. Dejarse un poco más la piel en el rodaje le valió el premio al Mejor Actor en los galardones del Australian Film Institute. Y un nuevo paso en sus ambiciones.

En todas las entrevistas repite que los actores australianos tardamos como unas 15 horas en avión para llegar a Estados Unidos, así que no estamos para perder el tiempo. Desde que decidió dar el salto no lo ha perdido, precisamente. Se presentó a la audición que James Cameron realizaba para encontrar al protagonista deAvatar, obviando a Matt Damon o Jake Gyllenhaal, dos de los nombres que le había recomendado el estudio, y el director de Titanic (1997) no lo dudó. Ya tenía a su Jake Scully.

Valor en auge

¿Había algo que no se esperara de todo esto?
¿Todo?

Al principio, le etiquetaban como el nuevo Russell Crowe...
Él ha hecho cine en Australia. Yo también. Hemos hecho films de acción y tenemos este acento australiano tan marcado. Pero no soy el nuevo Crowe. Solo hay un Crowe, y solo un Sam Worthington.

De Australia a la fábrica de sueños. ¿Cómo ha encajado el cambio?
Durante los últimos cuatro años, mi vida ha cabido en una maleta. Todos los actores temen el desempleo, así que me siento muy afortunado. De hecho, aún sigo sintiendo ese miedo a volver a esa situación. Tengo 33 años, y no 23. Creo que tengo los pies en la tierra. En realidad, en lo único que pienso es en mi próximo trabajo.

¿Y qué piensa sobre haberse convertido en el nuevo chico de moda en Hollywood? ¿Eso tampoco le intimida?
Cualquier actor sueña con una situación así; sino, es un imbécil. Eso sí, el éxito aumenta la presión y el miedo a que todo se vaya a la mierda. Puedes agotarte enseguida debido al ritmo frenético de algunos rodajes, sobre todo si empalmas uno con otro, así que has de tener las cosas muy claras. He tenido la suerte de haber logrado papeles que me interesaban, de trabajar con gente de mucho talento y en buenas películas. No sé si eso es ser el chico de moda.

¿Le ha beneficiado ser el descubrimiento de Cameron?
Sería tonto si dijera que no me ha ayudado para nada. Era obvio que todo el mundo iba a fijarse en mí.
La presión a la que me refiero va más allá del cine y de lo que le rodea en un primer término. Es verse en las portadas de revistas, convertido en modelo, en sex symbol...

Pero en las revistas está constantemente ofreciendo esa imagen de tipo duro...
Lo que las revistas escriben es lo que quieren ver de mí. Yo soy como soy, es así de sencillo, y la gente lo comprenderá o no. Hay cosas sobre las que no tengo el control. Podría tratar de rebajar mi temperamento, pero seguiría siendo yo. Al final, la gente acaba viendo en ti la imagen que desea ver.

Originalmente publicado en Fotogramas

 


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