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La Copa de Europa

a propósito del rostro

"La analogía humana viene de una experiencia primordial, la del doble, cuyos mitos (hasta el Romanticismo, que los avivó con bastante delectacion) están basados en el espejo o en la sombra. Ahora bien, lo que fascina y seduce en el doble es que su forma es humana, que es ese otro que Yo soy. Es Narciso enamorado de sus facciones en el espejo, cuya historia vuelven a escribir un día u otro todos los adoelscentes. Es el sentimiento de que un personaje que sea mi doble sólo puede tener mi rostro, quizás invertido o sutilmente transformado. Pero en un sentido más real, además, el rostro es siempre el origen de la analogía, toda representación se fundamenta verdaderamente en el deseo del hombre de representarse a sí mismo como un rostro. Por eso, el esto-se-parece es la primera experiencia de la representación: el rostro se parece a sí mismo y, hay que añadir, a este respecto, interior y exteriormente. El rostro es, en efecto, la única parte de mi propio cuerpo que no veo nunca, más que en el espejo; no obstante, éste me da una visión falsa, diferente de la que tienen otros de mí. Pero esa visión objetivamente falsa es subjetivamente verdadera, ya que al volver del revés la izquierda y derecha (y no la parte superior y la inferior, comunes a todos, objetivas) como se vuelve un guante, proyecta así sobre el espacio la estructura de la mirada interior."

Jacques Aumont, en "El rostro en el cine"

 

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