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El imperio contraataca (en sólo tres horas)

“Solidaridad Obrera”

El 24 de enero de 1939 sale a la calle el último número de “Solidaridad Obrera”. Atrás quedaron más de treinta años en busca de un espacio periodístico propio que le alejó del resto de la prensa catalana; un espacio definido desde el mismo rotativo como de “barricada, [...] amigo del pueblo, Kolokol (campana) y protesta”.
“Solidaridad Obrera”, popularmente conocido como “La Soli”, nació como semanario de la CNT en 1907 para convertirse en una publicación diaria en 1916. Eran momentos de crispación política y social. A pesar de que en 1887 el partido liberal legalizó todos los partidos políticos, las asociaciones y los sindicatos, continuaba el sistema bipartidista de turnos que Cánovas creó, en el que las dos fuerzas mayoritarias del país, conservadores y liberales (liderados respectivamente por Cánovas y Sagasta), gobernaban alternativamente el país. Aquellas fuerzas que no entraran en ninguno de los dos partidos (como los carlistas o los republicanos) quedaban fuera del sistema. Además España perdió sus últimas colonias frente a Estados Unidos, y los impuestos para financiar la guerra provocaron numerosos motines y huelgas en toda España. Aún así, fueron momentos de dinamismo social y, sobretodo, económico: el crecimiento industrial era palpable en zonas como Asturias, País Vasco o Cataluña. Un crecimiento capitalista que, sin embargo, no hizo disminuir la pobreza ni la precariedad en la que vivían miles de trabajadores. Partidos políticos como el PSOE o asociaciones sindicales como la UGT iniciaron su andadura en esos años y el anarquismo empezó a surgir con fuerza.
El anarquismo fue introducido en España en 1868 por Giuseppe Fanelli, amigo de Mijail Bakunin, el principal ideólogo del anarquismo como acción revolucionaria. A principios del siglo veinte el centro de las actividades anarcosindincalistas se encontraba en Cataluña -sobre todo en Barcelona- entre los trabajadores industriales que estaban bajo la influencia del sindicalismo francés, y entre los obreros rurales y campesinos pobres en Andalucía. Para muchos anarquistas la huelga general era el arma principal que, en su opinión, conduciría a la revolución y el derrumbamiento del Estado. Los anarcosindicalistas rechazaban toda organización política y pretendían organizar la sociedad a base de sindicatos que controlaran la producción y la distribución. En los anales de la historia han quedado atentados anarquistas célebres, como el que perpetró Santiago Salvador Franch, quien hizo arder el Gran Teatre del Liceu al lanzar una bomba en plena representación, o el que sufrió el rey Alfonso XIII el día de su boda en 1906.
Pero hablar de la historia del anarquismo en España, y sobretodo en Cataluña es hablar de la historia de la CNT. La Confederación Nacional de Trabajadores fue fundada en 1910 en Barcelona como una asociación sindicalista revolucionaria que continuaba la tradición anarquista de España. En 1911 la CNT celebró en Barcelona su primer congreso ordinario y ya entonces contaba con aproximadamente 30.000 afiliados. “Solidaridad Obrera” había estado editándose desde hacía cuatro años antes en forma de boletín propagandístico de la propia Confederación: se trataba de dos páginas impresas por ambos lados del papel; en 1909 desapareció y fue un año más tarde cuando la propia “Soli” se autodenomina “Periódico Sindicalista”. Y es que el principal objetivo de este rotativo participaba de “la vieja visión anarquista de una revolución individual que debía preceder toda transformación social para asegurar su éxito como “fuente de bienestar y de avance positivo”. Un rotativo que funcionaba como plataforma de la revolución anarquista y por eso no dudó en ningún momento de atacar todo símbolo de la burguesía capitalista, y sobretodo a los otros periódicos, los no libertarios. Y se editaban más de veinte en 1923. Su influencia fue de tal calibre que en los años 30 para anunciar, por ejemplo, una huelga general, única y exclusivamente se insertaba el anuncio en “La Soli”. Porque el movimiento libertario catalán se enfrentaba directamente con la realidad sociocultural del noucentisme y de sus producciones periodísticas y, por lo tanto, se definía por oponerse a lo burgués: dentro de la pequeña historia del anarcosindicalismo catalán han quedado nombres como el de Ángel Samblancat, escritor de origen burgués, de posturas más bien republicanas e ideólogo de lo que fue llamado el antinoucentisme. Fue, sin embargo, el año 1918 el que supuso un punto de inflexión para el rotativo de la CNT. Ese año el periódico destapó cómo el comisario Manuel Brabo Portillo, una de las cabezas visibles de la represión policial contra el anarquismo, mantuvo contactos con el espionaje alemán, escándalo que llevó a que Brabo Portillo fuera encarcelado. El otro suceso que marcó la historia de “La Soli” fue el Congreso de Sants, un congreso organizado por la CNT, y en donde la Confederación quiso centrarse en la reestructuración económica del rotativo. Se decidió que “Solidaridad Obrera” se vendería a diez céntimos el ejemplar.
En 1922 la CNT se asoció con la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), pero la dictadura de Primo de Rivera prohibió cualquier atisbo de sindicalismo y “La Soli” fue clausurada hasta el verano de 1930. En 1927 se fundó la Federación Anarquista Ibérica (FAI), una sociedad clandestina de militantes anarquistas, todos miembros de la CNT, representantes del aspecto más ácrata de la militancia, y que en plena Guerra Civil, los llamados “Treintistas” (los treinta anarquistas destacados que firmaron un manifiesto contra el extremismo de la FAI), acabarían por enfrentarse con éstos; enfrentamiento que fue también reflejado en “La Soli”.
Porque no son iguales los caminos que llevan a las masas, “Solidaridad Obrera” marcó una manera de hacer periodismo y de la propia empresa periodística. De hecho la misma CNT catalana instauraría la figura del “periodista confederal”; este concepto acuñado durante muchos años sirvió tanto para los llamados directores obreros como para los que acreditaban un título periodístico. Fueron directores de “La Soli” en los años 20 y 30, entre otros: Angel Pestaña, Hermós Plaja, Joan Peiró, Eusebi Carbó, Sebastià Clara, Felipe Alaiz, Liberto Callejas, Manuel Villar, Jacinto Toryho y Josep Viadiu. Algunos de ellos sufrieron prisión y torturas, y no por ello dejó el periódico de faltar a la cita con los trabajadores.

Bibliografía

Susanna Tavera “Solidaridad Obrera. El fer-se i des-fer-se d’un diari anarco-sindicalista (1915-1939)” Diputació de Barcelona, Col·legi de Periodistas, Barcelona, 1992.

“200 anys de premsa diaria a Catalunya (1792-1992)” Barcelona : Fundació Caixa de Catalunya : Arxiu Històric de la Ciutat. Institut Municipal d'Història : Col·legi de Periodistes de Catalunya, 1995.

solidaridad obrera

4 comentarios

Biafra -

Excelente texto y creo yo que inclusode difusión obligatoria en preescolar. PD:(Aunque yo en la época sería de Treball :D)

aran -

gracias chicos... pronto el jedi reocupará el lugar que se merece.

marquinho -

Hay empate!

A por él. Estás un poco más cerca de la victória final!

DaWyZ -

He leído las primeras líneas y tu comentario sobre "la Soli" le da 100 vueltas al mío.